miércoles, 25 de febrero de 2015

Del humano: Vida (Primera Pared)

Hermana de mi alma por cuanto dure mi eternidad,
late en mi pecho al compás de mis pasos.
Es el verbo, la personificación del actuar:
Es la tierra que me sostiene, y el sostenerme sobre esta tierra.
Su nombre resuena en cada rincón de la existencia,
pues si ella la realidad se devendría en penumbra.
Ella vibra en mi voz.
Ella pisa en mis huellas.
Su naturaleza fue regalada solo una vez,
en verdes y azules tan suaves como los dedos de su Prometeo.
Cada pálpito de sus manos fue atravesado por ella
y por su empuje.
Dócil como nunca y consciente como siempre, se dejó
acariciar en su intimidad más profunda por ciegas yemas inexpertas.
Mi cansado corazón respira inspirado por su aliento,
y si mis pupilas degustan luz no es otra la razón que
el favor de sus labios dulces.
Es mi Vida.
Es mi propiedad, pero también soy de su haber.
Si la cuidas, se encargará de cuidar tu camino.
Niégala, y nunca volverás a sentir el calor del sol.
Es el clamor de uno, de miles, de todos.
Es la inercia prístina del humano.
Soy yo.
Es Él, es vosotros, es ellos.
Es tu misión serla también.

lunes, 23 de febrero de 2015

Mi gran caída (2012)

   Yo caía.
   Caía y veía mi vida pasar delante de mis ojos. Todo lo que había desperdiciado, todo lo que valoré, todo lo que alguna vez tuve o fui.
   Y caía.
   Caía a un vacío total, un terreno desconocido en el cual mi vida seguramente acabaría, donde todo se fusionaría en un vórtice de terror y adrenalina.
   Y yo caía.
   Por mi mente pasó mi madre, mi eterna heroína, mi fiel compañera. Ella no estaba ahí para amortiguar mi mortal impacto. Estaba solo.  
   Y seguía cayendo.
   Antes del golpe final pensé en Lucía, mi vida, mi amor. La amaba desde hace tan poco. Nunca iba a poder decírselo.
   Vi el suelo acercándose. El coctel de emociones me obligó a cerrar los ojos.
   Y, finalmente, caí.
   Juro que nunca más me subo a un tobogán.

Alemania de/con terror (2013)

La calle está oscura. El toque de queda ya ha sido dado. A lo lejos se escuchan un par de tiros. Un hombre, o mejor dicho su sombra, corre como puede por un callejón escapando de los "No marcados". Ese anciano lleva con orgullo, pero también con miedo, la estrella que hoy tanto le pesa. Y de repente sucede: Se encuentra con un hombre "Puro". Se miran, uno por los anteojos, otro por el fusil. El aire huele a miedo. El sudor recorre un rostro que no se decide entre la orden y la duda. No sabe qué hacer. Más bien lo sabe, pero no se cree capaz de hacerlo. él no podría hacer lo que otros harían. Tiene miedo. El cuadro se cierra y veo esa imagen: Un hombre con miedo, y otro con una estrella en el brazo.